Por: Pedro Pablo Rodríguez publicado
en cubadebate.cu
Palabras de Pedro Pablo Rodríguez en la
presentación del libro-homenaje a Haydée Santamaría Cuadrado, Haydée, hace falta tu voz, de
Ediciones Ojalá
Nunca traté a Haydée Santamaría.
La vi en diversas actividades de la Casa de las Américas y en alguna visita a
la Universidad de La Habana. Desde entonces conocí más de una anécdota acerca
de su persona, de su carácter. Tuve —y tengo, sobre todo— la imagen proyectada
por ella sobre el pueblo cubano, no solo la de la heroína del Moncada, sino la
idea de la mujer inteligente y sensible, justiciera siempre, enemiga de los
privilegios, las vanidades, el egoísmo. La que, más que una dirigente, aún es
vista como un símbolo de la Revolución Cubana por encima de cualquier cargo,
como Celia y como Che. La
que todos respetamos, amamos y quisiéramos ahora a nuestro lado con su cubanía
plena y popular, con la finura y elegancia espiritual que brotan natural y
espontáneamente, y que se enriquecen y embellecen más cuando la vida se dedica
a servir y se es original, autentico, y, por tanto, verdadero.