Publicado
el Domingo, 26 Febrero 2012 07:27
Escrito
por Conrado
Vives Anias
La figura de la Heroína cubana Haydée Santamaría
Cuadrado, aún descansa en zonas poco conocidas de su personalidad. Mucho se ha
dicho y escrito acerca de sus cualidades como revolucionaria a carta cabal,
intrépida combatiente, mujer audaz y emprendedora, que bajo el manto de un
fuerte carácter, era capaz de sensibilizarse con las causas más justas y
humanas.
Para quienes habitan el actual municipio de Amancio,
a 90 kilómetros al suroccidente de la ciudad de Las Tunas, el nombre de Haydée permanece en la memoria colectiva
por su entrega desinteresada a favor de los humildes.
Año 1970. Los cubanos se aprestan a librar una gran
batalla en la producción azucarera. Por necesidades estratégicas del país, el
Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC) designa a los compañeros
Haydée Santamaría Cuadrado y Armando Hart Dávalos para atender la épica Zafra
de los 10 Millones en el Central Francisco, hoy Amancio Rodríguez Herrero.
A ambos se les orientó organizar el capital humano y
la logística que requería tamaña empresa.
Yeyé, como la llamaban sus compañeros de luchas y allegados, asumió con
entusiasmo y energías renovadas la nueva tarea.
Llegada
al poblado El Francisco
Juan Carmenates (Juanito) laboraba en aquel entonces
como funcionario del Comité del PCC en el poblado El Francisco, perteneciente a
la provincia de Camagüey. A él le tocó encargarse de recibir a Armando y
Haydée. Le impresionó sobremanera la sencillez y austeridad de quienes tuvieron
una participación decisiva en la última etapa insurreccional contra la tiranía
de Fulgencio Batista. “Cuando ellos llegaron (refiriéndose a Haydée y Armando),
me dispuse a instalarlos en la casa donde iban a vivir. Haydée, que no le
interesaban los protocolos, me dijo que quería hacer un recorrido por el
poblado. Hizo preguntas sobre cómo
vivían las personas aquí, a qué se dedicaban, las opciones de trabajo, etc.”
Cuando hurga en su memoria, confiesa haber sentido
temor la primera vez que vio a la participante en los sucesos del Cuartel
Moncada. “Era una mujer de mucho temperamento y rostro severo, pero en el fondo
de su alma uno se daba cuenta que tenía un gran corazón. Por eso, ella se
dedicó a trabajar en la parte social, mientras Armando dirigía personalmente la
zafra”.
“En una ocasión por la noche”, continúa narrando, “mandó a buscarme para que
la llevara a un viejo almacén situado en la calle donde estaban las antiguas
tiendas y ferreterías. Quería evaluar las condiciones del inmueble para poner
en funcionamiento un atelier; las máquinas de coser fueron enviadas desde La
Habana y en poco tiempo muchas mujeres encontraron empleo como costureras. Sin
dudas, esto fue muy importante para el futuro desarrollo de nuestro municipio”.
Para Juanito, la dimensión humana de Haydée
sobrepasa los límites de la leyenda. “Quizás muchos desconozcan que la actual
vía de asfalto que une a Amancio con la Carretera Central fue obra de Haydée;
también son testigos de su filantropía la Pizzería La Italiana, las tres rutas
de ómnibus que nos enlazan con La Habana, Santiago de Cuba y Camagüey, y la
fundación de la emisora Radio Maboas”.
Pero lo más significativo del andar de Yeyé por
estos lares es la labor desplegada en la
entrega de bienes y viviendas que otrora pertenecieron a familias ricas que
emigraron a Estados Unidos pues no comulgaban con el proceso revolucionario
iniciado el Primero de Enero de 1959. Sobre este aspecto, Juanito rememora: “El
legado de Haydée es imborrable; todavía muchas personas que habitan en casas
confortables o atesoran objetos valiosos, dicen con orgullo que ella se los
entregó gratuitamente. Me atrevería a afirmar que además de una gran figura
histórica, Haydée es precursora del trabajo social en Cuba”.
Amancio
superó la leyenda de Macondo
En su proverbial novela Cien años de soledad, que le
valiera el Premio Nobel de Literatura, el escritor colombiano Gabriel García
Márquez recrea la imaginaria leyenda de Macondo, una aldea aislada del resto
del mundo, y que apenas tuvo guiños
esporádicos con la civilización.
“Gracias a Haydée conocí el significado de la palabra
Macondo; la utilizaba mucho como una forma de comparar el pasado y el presente
de Amancio. Ella decía que la Revolución
había llegado para quedarse, y eso lo hemos vivido con el decursar de los años.
Ahí están los avances en la educación, la salud, el desarrollo industrial, el
nivel cultural y profesional del pueblo, su madurez política e ideológica. Por
ejemplo, el Centro Universitario Municipal lleva honrosamente su nombre. Estas
son las conquistas que nos engrandecen y constituyen faro que alumbra al mundo
entero", sentenció.
“Para mí, Haydée Santamaría continúa siendo un
paradigma de mujer consagrada a la obra revolucionaria. Sentía una profunda
admiración por Fidel y estaba comprometida hasta la médula con la misión que se
le encomendó; los amancieros estamos muy orgullosos de ese legado”. Por eso, Juan Carmenate afirma con pleno
derecho que Amancio superó la leyenda de
Macondo.
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