que haya huido de ti ya toda vida
y estés en un papel frágil tan viva.
Cómo es que puede tanto lo imposible.
Tu pelo rizadillo, descuidado
siempre un poco, tu blusa americana.
La boca, aún entreabierta a la palabra,
los ojos, aún del crimen alarmados.
Tu voz chillada escucho, malcriada
del dolor, de la patria consentida.
Tu voz tenía cadencia larga
del clarín, que una sola nota aguda
por el héroe muerto en la batalla.
Hace falta tu voz, amiga, hoy muda.
Poema inédito
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