martes, 15 de diciembre de 2015

Canto a Haydée Santamaría



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Diviso en la lontananza unos navíos con sus mástiles y sus banderas en el tope del asta y vuelvo a pensar en los elevados afanes patrióticos de Haydee Santamaría.


Caminaba sobre la tierra y vi una montaña cuya grandeza era tan elevaba que desafiaba las nubes sin lastimarlas. Seguí extasiado observando con celo aquel romance mórbido entre la montaña y las nubes. En ese preciso instante la excitación que me producía la fuerza de la pasión me hizo despertar de aquel sueño y al volver a la realidad me encontré con la prestancia de un símbolo épico que con su coraje y su extraordinario valor de mujer aferrada a sus ideales dio cátedras de consistencia en el centro del campo de batalla de sus convicciones.

sábado, 1 de agosto de 2015

Mi hermana y Haydée



Aquellos días de agonía de mi hermana Kenia, pedí a Dios mil veces que la ayudara a descansar y no la dejara en ese sufrimiento. El día que murió, habían pasado exactamente 35 años de la muerte de Haydée, y no sé por qué extraña razón se me ocurrió pedirle a Yeyé también tal triste ayuda.
Horas más tarde cerré los ojos de mi hermana para siempre, y murió tranquilamente entre mis brazos. Otra vez ese extraño misticismo de la vida liga mi familia a Haydée.

lunes, 1 de junio de 2015

Haydée nuestra que estás en la Casa (+Trailer)

Publicado en El Microwave
El 28 de julio de 1980 la muerte y la tristeza le dieron finalmente alcance a Haydée Santamaría Cuadrado. El pistoletazo de arrancada de la persecución tuvo lugar un 26 de julio de 1953, tras el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en Oriente, en donde fueron torturados más allá del horror y luego asesinados su hermano Abel Santamaría y su novio Boris Luis Santa Coloma. Aunque algo de ella también se fue por el caño ese día, su ternura -y ya esto basta para considerarla un ser extraordinario- siguió viva. Por sensibilidad lo dio todo, dijo ella misma en una ocasión; por sensibilidad siguió combatiendo la dictadura y luchando desde su bastión de Casa de las Américas para que la Revolución fuera hogar y fuente de belleza para todo el continente.

jueves, 14 de mayo de 2015

La luz de Haydée Santamaría «hacía que todo se viera»

Por Mercedes Rodríguez García, publicado en La tecla con café


 Pasaron ya los aniversarios del Asalto al Moncada, del asesinato de Abel, de la muerte Haydée. Sus hijos, Celia María y Abel Enrique Hart Santamaría, perdieron la vida en un accidente del tránsito ocurrido en La Habana, el 7 de septiembre de 2008. De la primera, dedicado a su hermano, fue presentado en Villa Clara, un libro sobre su madre, de quien también habla en esta entrevista, que hoy reedito por su plena y trascendente vigencia.
Coincidí con Celia María Hart Santamaría en dos ocasiones, siempre durante actividades de esas que llaman oficiales o protocolares y en las cuales la alta jerarquía de los visitantes marca pautas y circunvala el acceso. En ninguna me fue posible conversar tranquilamente con la hija de la Heroína del Moncada.

lunes, 5 de enero de 2015

Haydée hace falta tu voz

Palabras de Pedro Pablo Rodríguez en la presentación del libro-homenaje a Haydée Santamaría Cuadrado, Haydée, hace falta tu voz, de Ediciones Ojalá
Nunca traté a Haydée Santamaría. La vi en diversas actividades de la Casa de las Américas y en alguna visita a la Universidad de La Habana. Desde entonces conocí más de una anécdota acerca de su persona, de su carácter. Tuve —y tengo, sobre todo— la imagen proyectada por ella sobre el pueblo cubano, no solo la de la heroína del Moncada, sino la idea de la mujer inteligente y sensible, justiciera siempre, enemiga de los privilegios, las vanidades, el egoísmo. La que, más que una dirigente, aún es vista como un símbolo de la Revolución Cubana por encima de cualquier cargo, como Celia y como Che. La que todos respetamos, amamos y quisiéramos ahora a nuestro lado con su cubanía plena y popular, con la finura y elegancia espiritual que brotan natural y espontáneamente, y que se enriquecen y embellecen más cuando la vida se dedica a servir y se es original, autentico, y, por tanto, verdadero.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Haydée: Morir sin una bala en el rifle

 Mirada de quien fue testigo del infierno, dice su hija Celia María. Ojos de sobreviviente, de resucitada dice Cintio Vitier, “ojos (…) agresivos de amor ante la catástrofe inminente de una injusticia intolerable”, y añade “(…) en verdad Haydée era ante todo madre”: Hablaba del Moncada como una madre habla de un parto. Su maternidad expansiva, evoca Silvio.
Todos hablan de sus ojos, de los ojos de la heroína. Todos hablan de orfandad cuando hablan de su muerte, su suicidio. Parece que la intensidad de su espíritu hablaba en sus pupilas, y que fue madre más que de sus hijos, más que de hombres o de mujeres. Parece que se le extraña.
“Haydée, hace falta tu voz”, le dice Fina García-Marruz. Es lógico: la voz de la madre siempre se añora, ella es guía, ve más allá porque es más alta, acoge en brazos tibios ante la confusión o la tristeza, protege con su falda como un ala, y es fuerte porque nos carga.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Haydée, de Fina García-Marruz

Qué viva en el retrato. Qué imposible
que haya huido de ti ya toda vida
y estés en un papel frágil tan viva.
Cómo es que puede tanto lo imposible.

Tu pelo rizadillo, descuidado
siempre un poco, tu blusa americana.
La boca, aún entreabierta a la palabra,
los ojos, aún del crimen alarmados.

Tu voz chillada escucho, malcriada
del dolor, de la patria consentida.
Tu voz tenía cadencia larga

del clarín, que una sola nota aguda
por el héroe muerto en la batalla.
Hace falta tu voz, amiga, hoy muda.


Poema inédito