Buscaba
en Internet alguno de los poemas dedicados a
Haydeé Santamaría para recordarla este 28 de julio, a 30 años
exactos de aquel disparo con que se quitó la vida. Apareció entonces una carta
que escribiera la propia Haydee como un tiro al
Che en Bolivia. Al leerla me di cuenta que no
habría mejor manera de traerla que sacando otra vez a la luz esas líneas.
La carta está dirigida al propio Che, pasándole por encima a la muerte, a esa
muerte a la que tantas veces tuvo que tratar cara a cara, hasta perderle el
respeto, ignorándola, quizás porque sabía que solo hay vida y obra, y no hay
disparo capaz de sepultar la huella de amor que se deja. Llegó hasta sentir
pena de vivir, viendo caer a tanto compañero valioso, entrañable. Su
sensibilidad, esa poética con que escudriñaba cada detalle humano, la llevó a
cargar los recuerdos de cada hermano y con ellos empujar la revolución para
todos.