Siempre que te veo recuerdo a mi madre.
Todo lo que me enseñó podría resumirse en ti. Justo con esta edad que tengo te
conoció, allá en ese pueblito sureño que trascendió gracias a tu amor. A veces
intento imaginarte cuando te acercaste a ella. Todavía mamá guarda esa
impresión, al punto de que no puede recordarlo sin que salga una lágrima. Mamá
te admira, casi tanto como lo hago yo, aún después de 30 años de que decidiste
desaparecer.
Fue precisamente mami quien me guió a
ti. Al principio, cuando niña, no le creía que realmente te hubiera conocido,
yo decía mamá no puede ser tan vieja, y es que te veía demasiado lejos o a mamá
demasiado joven y me equivoqué las dos veces. Ni mamá es tan joven, (nació en
1949), ni tú estás tan lejos en el tiempo.
No sé por qué los jóvenes sentimos a tu generación
tan lejos aún teniéndolos vivos. Fue apenas hace 50 años, la edad de nuestros
abuelos, o en mi caso la de mis padres.
La cuna que le regalaste a mami se perdió. Y no
sabes cuánto le ha dolido. En el diario compartir de los que habitamos esta
Isla, un día la prestó y nunca la devolvieron. ¡Cuánto me hubiera gustado
conservarla hoy! Tal vez mis hijos, esos que algún día vendrán, hubieran
recibido desde la cuna esa inyección de amor por la patria que sin imaginarte
nos diste a tres mujeres (mis hermanas y yo), al regalarle a mami aquella cuna
con las imágenes de Abel y el Che.
Fue mamá quien al principio me regalaba los libros
que hablan sobre ti. Ahora siempre que voy a la librería pregunto por alguna
referencia tuya con la esperanza de que nuevamente alguien se inspire en tu
espíritu y nos regale alguna palabra.
Mami cuando pertenecía al MININT |
Hace años, cuando no te conocía, me paré frente a tu
Casa, pero a penas ni le puse atención, hoy, cuando vuelva a pisar ese espacio
donde aún habitas, sé que sentiré tu presencia.
Ojalá mami pueda entonces acompañarme, sé que te
recuerda con tu pantalón rosado, tus botas militares, tu camisa de mangas
largas y el pelo suelto.
Mami una vez me dijo que tenías el pelo claro y yo
no le creí. En las fotos siempre tienes el pelo oscuro. Y no fue hasta hace un
tiempo que te descubrí rubia como una “gallega”, así como odiabas que te
llamaran en tu natal Encrucijada, y para
colmo a tu hermano Abel le decían el “polaco”, pero él no se molestaba como tú.
Los dos eran genuinos criollos, que fueron más cubanos que cualquier otro.
Por eso mi mamá me recuerda a ti, y sé que ella es
feliz, porque también cuando me ve te
recuerda.
Entrevista a mamá en audio.
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