Así titula el doctor Alberto Taboada un artículo
referido a las palabras del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, quien califico a la
Heroína del Moncada, Haydée Santamaría desaparecida a finales de julio a finales
de 1980, como la última mártir de aquellos hechos que abrieron el camino a la
insurrección armada contra el régimen batistiano.
En su trabajo
apunta Taboada los horrores padecidos por la excelsa villaclareña en los calabozos del cuartel Moncada, donde
los esbirros no tuvieron la más mínima consideración con ella y Melba
Hernández, recluidas ambas tras ser apresadas en el Hospital Civil Saturnino
Lora, donde combatieron heroicamente a las ordenes de Abel.
En esas
mazmorras, con la pretensión de de obligarla a una confesión, mostraron a la
valerosa mujer el ojo ensangrentado de su hermano, y, luego los despojos
sanguinolentos de su novio Boris Luís Santa Coloma. La respuesta de Yeyé ante
tan monstruosa no se hizo esperar: «Si a Abel le arrancaron un ojo y no habló,
pueden hacer conmigo lo que quieran, que yo tampoco hablaré.»
Desde su
honroso encierro tuvo que llorar sin lágrimas a sus seres más queridos y a
todos sus hermanos muertos. Luego de salir en libertad lucho incansablemente
por la liberación de Fidel y sus compañeros, y seria puntal decisivo en la
reproducción y distribución de La Historia me Absolverá.
Subió a la
Sierra y marcho al exilio a recabar recursos para sufragar la guerra liberadora
del pueblo cubano.
Haydée junto a Almeida |
Después del
triunfo cubano supo cumplir las nuevas misiones, y dejo su sello creador en la
casa de las Ameritas.
Sin embargo,
durante tres décadas, en la que sufrió la perdida de sus padres y de
entrañables compañeros como los comandantes Camilo Cienfuegos y Ernesto Che
Guevara, trato de ocultar su sufrimiento y disimular el dolor. En vano.
Precisamente al cumplirse el aniversario 27 de aquel 26 de julio, se privo de
la vida «la dulce y fiera» Heroína del Moncada, cuyos restos descansan hoy
juntos con los de su entrañable Abel y de mas caídos en aquella gesta.
Por ello
fueron muy justas las palabras pronunciadas por Almeida en la despedida de
duelo, al proclamar que la villaclareña, nuestra inefable Yeyé, fue la última
de los mártires del Moncada.
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